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Más seguros, justos e inclusivos, así evolucionan los medios liderados y cofundados por mujeres latinoamericanas

Periodistas, emprendedoras y cofundadoras de medios nacientes en Latinoamérica son cada vez más protagonistas de un cambio consciente en las condiciones laborales para la región. Su énfasis en la coherencia, la transparencia y el enfoque de género está mejorando los entornos y protegiendo a los y las profesionales de la industria.
Florencia Alcaraz

Florencia Alcaraz

23 February, 2023

Cuando Catherine Calderón y Jennifer Ávila se reunieron en un restaurante de San Pedro Sula para cranear Contracorriente, hace cinco años, lo primero que hicieron fue una lista de los “sí” y los “no”. Si iban a fundar su propio medio de comunicación, ¿qué prácticas, formas y estructuras querían replicar de sus experiencias anteriores? ¿Cuáles eran las que no iban a permitir ni tolerar? ¿Qué significaba armar un medio con perspectiva de género más allá del contenido y la agenda? Esa lista se transformó, en 2018, en un reglamento general que se fue actualizando y expandiendo con el tiempo. Sabían que era un punto de partida y que no iban a quedarse en lo discursivo. 

“No íbamos a aguantar ese juego de poner límites al crecimiento, ni el acoso laboral o sexual. No se iban a tolerar las referencias a lo físico. Íbamos a estar abiertas a recibir quejas, a capacitar al equipo y a formarnos constantemente. Aprendimos de todo lo que nos hizo tanto mal en otros espacios donde no nos dejaban crecer ni política ni profesionalmente”, recuerda Catherine Calderón. 

Esa lista inicial fue la semilla de lo que hoy es la Política de Género de Contracorriente, como cuenta con orgullo su Jefa de Personal, Alejandra Arita. Se trata de una propuesta integral que va desde un glosario para aprender los conceptos clave, evitar malentendidos y hablar el mismo lenguaje, lineamientos de la forma de actuar dentro de la redacción, en las coberturas y en la vida personal hasta un protocolo para potenciales situaciones de maltrato laboral, acoso, y/o abuso que deja por escrito la ruta de denuncia interna, el apoyo psicosocial, entre otros ítems.

“Teníamos en claro todas las cosas de las que veníamos huyendo y que no queríamos volver a repetir (…) Se lo hacemos saber a todo el equipo y a quienes colaboran de manera freelance y/o se suman a trabajar con nosotras. Está en los contratos”, dice Calderón. 

Las gafas violeta, como un objeto que se coloca y se quita, son una metáfora que ha quedado antigua para explicar el enfoque de género en los medios. Va mucho más allá de ponerse esos anteojos para ver la condición de desigualdad y con los que se valora lo injusto de esas opresiones. No es solo una mirada que se puede imprimir en las notas, entrevistas y reportajes. La perspectiva de género está más allá de los contenidos y la agenda específica: es un accionar concreto para transformar el panorama injusto y desigual desde las bases de la producción.  

Angélica Bohórquez, Mónica Pinzón y Nathalia Guerrero del medio colombiano Manifiesta.

Fundadoras y cofundadoras de varios medios digitales de Latinoamérica y el Caribe así lo entienden e impulsan prácticas y acciones que se traducen en entornos más seguros, justos e inclusivos; licencias; políticas internas; protocolos; procesos de selección sensibles a la desigualdad; acciones de cuidado digital ante los ataques de la cíberviolencia machista. 

Los medios feministas se multiplican en la región. No sólo están poniendo en valor y jerarquizando sujetos, territorios y tramas históricamente subestimados o invisibilizados. También, a diario y de manera silenciosa, están transformando la práctica periodística en sí misma.  

“Estamos apostando a reescribir la manera de hacer periodismo. Estamos diseñando otras praxis periodísticas, desaprendiendo las experiencias que tuvimos en el camino. Probablemente nos vayamos a equivocar y un poco se trata de eso”, dice convencida Nathalia Guerrero Duque, fundadora y directora editorial de Manifiesta, un medio de comunicación digital colombiano con perspectiva feminista que existe desde 2020. 

La disputa por la representación y participación

Según el Proyecto de Monitoreo Global de Medios del año 2021 (GMMP), en Latinoamérica y el Caribe, el 40% de las historias en los medios de comunicación tradicionales fueron reportadas por mujeres. Sin embargo, si todo sigue igual, se necesitarán al menos 67 años más para cerrar la brecha promedio de igualdad de género en los medios de comunicación tradicionales a nivel mundial.

Isabela Ponce, una de las fundadoras del medio ecuatoriano GK, en plena reportería.

La balanza por la representación y la participación es una disputa que los medios con fundadoras y cofundadoras ponderan desde su existencia. “Siempre he tenido jefes hombres. Entonces para mí era importante crear Manifiesta como un espacio que acogiera la labor, el talento, el quehacer de mujeres periodistas, reporteras, fotógrafas, creadoras de contenidos”, dice Nathalia Guerrero Duque. La apuesta de Manifiesta es por la representación. Detrás de la producción siempre hay mujeres, lesbianas, personas no binarias y trans.

Coherencia entre agenda, tratamiento periodístico y políticas internas

En GK, medio digital ecuatoriano que se encuentra entre los 10 más leídos del país, trabajan 24 personas y 18 son mujeres. Esta participación, a la inversa de los medios tradicionales, también se replica en las jerarquías: de los siete cargos directivos, cinco están ocupados por mujeres. 

Desde 2014 hacen periodismo de profundidad e impacto social desde la perspectiva de los derechos humanos en tres ejes: política, género y medioambiente. Si bien no lo publicitan, en GK el desafío es que la coherencia entre los contenidos editoriales y las políticas internas sea mucho más que un gesto y se plasme en acciones concretas y proyectos específicos. Isabela Ponce, una de sus fundadoras y actual directora editorial es fundamental para empujar esas transformaciones. 

No basta con haber dejado atrás el “crimen pasional” para hablar de femicidios, no es suficiente dar seguimiento a los temas de derechos sexuales y reproductivos o poner la linterna sobre las mujeres, lesbianas, travestis y trans en las coberturas sobre política, economía o deportes. La búsqueda de la coherencia como horizonte entre lo que se publica y las políticas internas es una de las características de estos medios que se piensan atravesados por la perspectiva de género. 

El equipo de GK.

Por ejemplo, uno de los temas de la agenda feminista a los que GK le da seguimiento es la menstruación como factor de desigualdad. Desde hace seis meses incorporaron para el personal un día de licencia menstrual al mes. También la economía del cuidado es otro eje que trabajan en las coberturas. Y, en esa misma línea, las empleadas de GK que son madres tienen horarios diferenciados y la flexibilidad de trabajar desde sus casas. 

De vuelta a Contracorriente, en Honduras, los cuidados también son una preocupación, sobre todo cuando los y las periodistas tienen que viajar a reportear. “Pedimos a los donantes que paguen los gastos de cuidados de hijos e hijas. Estamos buscando esos fondos. No podemos pretender que los periodistas sean superhéroes. También tenemos que pensar en la calidad de vida de los hijos e hijas de ellos y ellas. Se plantea en los proyectos como una necesidad  y un riesgo el hecho de quedarnos sin personal si no podemos estar a la altura de garantizar los cuidados”, explica Catherine Calderón.

“Es un constante aprendizaje. La promoción de igualdad tiene que estar en todo: desde las fuentes, que las mujeres no sean siempre víctimas y sobrevivientes, hasta cómo se trata a la gente, pasando por los cargos que ocupan”, reflexiona Isabela Ponce. 

“Es importante enunciar algunas prácticas entre los equipos. Decir que son espacios donde se premian los liderazgos, que somos ambientes seguros donde no se va admitir violencia, ni discriminación. No alcanza con decirlo de la boca para afuera. Hay que resaltarlo internamente”, Isabela Ponce.

La histórica desigualdad en la representación que existe si se comparan mujeres, lesbianas, personas no binarias y trans con varones también se refleja en las fuentes. El promedio de la presencia de mujeres en las noticias de los medios tradicionales es de 26% para la región. El promedio de personas de otro sexo (transgénero u otros), es menor al 1%, según el Proyecto de Monitoreo Global de Medios del año 2021 (GMMP).

En GK, prioritariamente consultan a mujeres pero también son a ellas a quienes van a buscar si tienen que contratar personas externas. Abrieron esta preocupación al resto del ecosistema mediático. En 2020 lanzaron Voces Expertas, una iniciativa que busca diversificar las fuentes que los medios consultan. Se trata de un directorio latinoamericano público que empezó con más de 700 registros de mujeres expertas en distintas áreas de conocimiento y está abierto a expandirse con más. 

Desarrollo de protocolos contra el maltrato, acoso y abuso para crear espacios seguros

En la línea de tiempo de los hitos y momentos clave del periodismo feminista y los medios digitales de la última década, hay un momento bisagra en noviembre de 2019, cuando se hizo pública una serie de denuncias por acoso contra el entonces dueño y director del medio guatemalteco Nómada, Martín Rodríguez Pellecer. 

Periodistas de GK en acción.

Catalina Ruiz-Navarro, directora del medio colombiano Volcánicas, para entonces una vertical regional de Nómada, usó las herramientas del periodismo para investigar las denuncias que terminaron en la publicación de dos reportajes (con 14 testimonios, 13 de acoso y 1 de abuso sexual) de mujeres que denunciaban a Rodríguez Pellecer por acoso y abuso sexual. Esta investigación derivó en un proceso que terminó con la suspensión de la revista y, a su vez, el surgimiento del proyecto consolidado de Volcánicas, que dejó de ser un suplemento y pasó a convertise en un nuevo medio feminista dentro del ecosistema. 

Directores y directoras, fundadores y fundadoras de proyectos periodísticos de la región observaron con atención lo que había pasado y revisaron al interior de sus espacios qué podían hacer para anticiparse a una situación así. También se aceleraron las intenciones que venían gestándose. Detrás de ese envión, estuvieron traccionando especialmente fundadoras y cofundadoras. 

“El caso de Nómada nos hizo entender que no alcanza con condenar y señalar que el acoso no se va a tolerar. Hay que pensar caminos para que realmente haya justicia. Si no hay un proceso para cuidar a las personas que denuncian, es muy difícil”, explica Catherine Calderón. 

Contracorriente actualizó el protocolo que ya tenía y se puso como horizonte buscar fondos específicos para hacer la actualización de la política de género y contratar a una persona que estableciera los lineamientos del proceso.

El equipo del medio hondureño Contracorriente.

En 2021 lograron esos fondos y se construyó la Política de género que hoy enmarca a los, las, lxs trabajadores de Contracorriente. Además, se relevaron documentos existentes en la región, entre ellos el Kit de Herramientas para Medios Digitales Latinoamericanos, realizado por Comunicar Igualdad en el marco de Velocidad para SembraMedia, que incluye una Guía de Principios para Organizaciones de Medios Comprometidas con la Igualdad, un Protocolo Marco de Prevención y Acción ante la Discriminación, el Acoso y la Violencia por Razones de Género en el Ámbito Laboral; y una Guía de Contenidos con Enfoque de Género, Igualdad y Diversidad.

Durante dos meses un equipo de consultoras externas (​​Valeria Guzman y Maria LuzNochez) entrevistó a todo el personal de Contracorriente y aterrizó el nuevo marco. A los instrumentos con los que ya contaban se agregó un proceso de quejas. “Se conformará una comisión integrada por una persona representante de la administración, del personal y alguien externo para garantizar la transparencia. La comisión se reunirá cada tres meses y si hay una queja o alguien ve vulnerados sus derechos se hace una reunión extraordinaria. Luego evaluamos cómo proceder”, dice Alejandra Arita.

“Lo que buscamos es la seguridad de todas las personas, garantizar relaciones sanas del personal y el respeto de los derechos de todos, todas y todes”, Alejandra Arita

En el caso de GK, la inquietud y la necesidad de tener un protocolo también estaba antes del caso Nómada. “Desde antes de que estallara lo de Martín Rodríguez yo venía pensando en la necesidad de hacer un protocolo que finalmente lo trabajamos con el Observatorio de Derechos y Justicia el año pasado. Hicimos un taller para el equipo, para identificar las distintas formas de violencia en las redacciones. Y lo bueno es que el protocolo quedó no solo para GK sino que va a estar disponible para quien quiera tenerlo”, explica Isabela Ponce, una de sus fundadoras. El gesto de democratizar herramientas también es característico de las fundadoras de medios: hacer del periodismo un hecho colectivo.

Fondos para procesos administrativos y operativos que garanticen políticas de género

“Invertir en lo administrativo y en estos procesos es fundamental porque este tipo de políticas no la van a hacer los y las periodistas de los medios”, dice Abigail Molina, gerenta general de Contracorriente. Y da en un punto nodal para poder avanzar hacia espacios de trabajo más seguros, respetuosos y donde la equidad sea un principio real. 

Cada año, cuando se proyecta el plan operativo, este medio hondureño plantea un presupuesto ideal y deja un rubro en servicios de consultoría para fortalecer las áreas administrativas y de recursos humanos, porque es una forma de seguir creciendo sin perder los logros colectivos.

“Somos 21 personas en dos ciudades diferentes. No podemos estar al pendiente de las dinámicas, de los tratos, entonces cada vez nos preocupa cómo gestionamos los equipos y para eso es importante el área de recursos humanos”, dice Catherine Calderon y agrega: “usualmente en las subvenciones para apoyar proyectos periodísticos no se incluye al personal administrativo, que es clave para que funcionemos. A nuestros donantes les decimos que el 2% del presupuesto que nos da lo vamos a usar para fortalecer las áreas operativas”.

Estructuras más horizontales 

Lizbeth Hernández es fundadora y coordinadora de Kaja Negra, un proyecto que surgió hace más de una década en México. En ese camino atravesaron distintas refundaciones y uno de los cambios más cruciales fue pasar de una dirección a una coordinación general con tres integrantes en tres países diferentes. 

“Decidimos transformar el proyecto, desaparecer las estructuras más verticales con las que empezamos. No tenemos un reglamento pero sí parámetros muy específicos del trato a las compañeras”, explica Lizbeth Hernández.

Parte del equipo de Kaja Negra: Natalia Flores, socióloga y economista feminista méxicana; Florencia Pagola, periodista feminista uruguaya; y Lizbeth Hernández, periodista, fotógrafa, editora y gestora cultural mexicana.

Las reflexiones de ese proceso quedaron plasmadas en un texto al que llaman “Manifiesta”, publicado en su web. Para ‘Kaja’, la propia identidad es un manifiesto y la estructura de medio que proponen invita al movimiento: parece estar abierta a mutar siempre. Otra característica que aportan a contraluz de los medios más tradicionales es lo que definen como con “un ritmo más lento”. Se toman su tiempo para las reflexiones y las decisiones internas que hacen al medio. 

“Una de nuestras compañeras, en 2019, en el contexto de Me too en México, denunció a su agresor que había sido su pareja y también había sido editor de ‘Kaja’. Sacamos un posicionamiento público, dentro de ‘la Kaja’ no podemos tolerar violencia machista. Fue un momento de quiebre que nos hizo repensarnos”, cuenta su fundadora. 

Cuidados digitales para ejercer más y mejor periodismo 

LatFem, como medio de comunicación feminista nativo digital, surgió en 2017 al calor de la de la efervescencia de las luchas feministas que tomaron un protagonismo sin precedentes en la región. Nació con las redes sociales como aliadas para amplificar el mensaje feminista detrás del grito por “Ni Una Menos”. Esa alianza estratégica entre tecnología, redes sociales y cuerpos en las calles fue la esencia de su emergencia. 

Las reuniones de planeamiento de Contracorriente siempre buscan hacerse al aire libre y con espacios para el disfrute.

Sin embargo, la ocupación del espacio público y la conquista de nuevos sentidos y con ellos nuevos derechos han tenido múltiples consecuencias para las periodistas y los medios feministas. La cíberviolencia machista, lamentablemente, se volvió parte de la rutina de trabajo. Según el estudio regional de 2022 “Violencia de género en línea hacia mujeres con voz pública. Impacto en la libertad de expresión”, que indaga sobre 15 países, el 80% de las comunicadoras con voz pública limitó su participación en las redes: omite opinar o manifestarse sobre determinados temas. Detrás de esa autocensura está la cíberviolencia machista que genera silenciamiento y disciplinamiento. 

Cuando las directoras de LatFem empezaron a registrar distintos ataques digitales al medio y a las personas que lo integran, especialmente tras el primer debate sobre aborto en el Congreso argentino, decidieron que era prioritario abordar el periodismo feminista y los cuidados digitales como asuntos conectados, como parte de la política interna. Entendieron que había que hacer una apuesta por la seguridad digital del equipo desde una perspectiva holística: con una mirada que considera a los cuidados digitales en una tríada física, psicoemocional y de gestión de los datos y comunicaciones.

Lo primero que hicieron fue contactarse con organizaciones que ya venían trabajando en seguridad digital y con la Red de Periodistas Feministas de América Latina y el Caribe, y elaboraron un Kit de cuidados digitales. Luego, accedieron a un programa de Digital Defenders a partir del cual pudieron recibir fondos para el acompañamiento psicosocial colectivo e individual y también capacitarse en herramientas que robustecieron la seguridad digital. 

Al mismo tiempo, postularon a un Fondo de Respuesta Rápida (FRR) de Derechos Digitales para poder democratizar estrategias, herramientas y experiencias. Así, como ninguna sale sola de la violencia de género más tradicional, ninguna periodista puede enfrentar sola la cíberviolencia machista. Lograron aterrizar todo el proceso en un producto: “Cuidados digitales para ejercer más y mejor periodismo feminista”, un informe que busca sistematizar, analizar y difundir qué obstáculos y estrategias desarrollaron periodistas y medios feministas de Latinoamérica y el Caribe que han atravesado ataques en el ámbito digital. 

Dentro del reporte también socializaron un “Protocolo de acción con recomendaciones para cuidados digitales personales y gestión segura de medios de comunicación digitales, sitios web y organizaciones”. 

En GK buscan que los contenidos y las políticas internas sean coherentes con sus valores.

La disputa por la representación y participación; la coherencia entre la agenda, el tratamiento periodístico y las políticas internas; el desarrollo de protocolos contra el maltrato, acoso y abuso para crear espacios seguros; las estructuras más horizontales; la búsqueda de fondos para procesos administrativos y operativos que garanticen políticas de género y los cuidados digitales para ejercer más y mejor periodismo feminista son seis de las características de los medios fundados o cofundados por mujeres relevados para este artículo. Sin dudas, las posibilidades de accionar desde el enfoque de género más allá de la producción de noticias es tan amplia como medios fundados por mujeres, lesbianas, travestis y trans existen en la región. Y no son pocos. En Latinoamérica, casi el 38% de las personas fundadoras de las 100 organizaciones con las que hablamos eran mujeres, el mismo nivel que encontramos en 2016, según el estudio Punto de Inflexión, de 2021.

“Estoy convencida que el periodismo feminista es el mejoramiento de la praxis y del oficio en muchos sentidos. Nos hace falta que nuestro gremio, colegas y la sociedad entiendan esto. Tengo un sueño que es pensar un kit del periodismo feminista como praxis, como una caja de herramientas que pueda ser útil a todas las redacciones y a los medios tradicionales. Nos podemos unir varios medios y sistematizar lo que nos ha servido. Sería un producto clave, porque hace cinco años estaba gestándose toda esta masa crítica pero ahora siento que es un momento de cosecha y sería muy bello unir esas experiencias”, cierra como reflexión Nathalia Guerrero.