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La curva de la moda: el medio que confeccionó su propia comunidad en Instagram con una visión disruptiva del periodismo y de la moda

Lo que empezó como un experimento catártico y personal derivó en un potente medio nativo en redes sociales que, como pocos en Latinoamérica, invita a mirar hacia la moda, la belleza, el consumo y la cultura pop desde el enfoque de género. Nació en Instagram, pero quiere escalar hacia un eje académico y consultorías.
Andrea Jiménez Jiménez

Andrea Jiménez Jiménez

31 January, 2023

País

Argentina

Fecha de fundación

2019

Temas que aborda

Moda, belleza, cultura pop y consumo.

Modelo de negocios

Servicios de capacitación, asesorías y consultorías, realización de eventos.

Equipo

3 (directora editorial, directora financiera y directora de engagement).


El de La curva de la moda, como “curva” que es, ha sido un camino en zigzag. Probablemente comenzó entre los cotillones y disfraces de una tienda en Chacabuco, ciudad de la provincia de Buenos Aires. Era la tienda de los padres de Lucía Levy, una periodista argentina audaz a la que la experiencia la ha curtido en el arte de sacarse de encima el qué dirán, por eso desde niña ya tomaba decisiones arriesgadas en eso de la moda probándose las pulseras, faldas y vestidos del negocio de sus papás. O tal vez nació en ese puesto de revistas y periódicos frente al que el profesor de su universidad les pidió a ella y a sus compañeros pararse y señalar las publicaciones donde soñaran trabajar. Lucía apuntó con el dedo a las revistas de moda, cómo no. 

La curva de la moda también pudo haber nacido cuando a Lucía se le dio por vender camisetas con mensajes feministas, antes incluso del boom que desató la llegada de Maria Grazia Chiuri a Dior como la primera mujer al frente de la dirección creativa de la emblemática marca de moda de lujo, e hiciera estampar suéteres con una frase que le dio la vuelta al planeta: We should all be feminist (Todos deberíamos ser feministas). 

Puede que otro de los comienzos de La curva de la moda haya nacido con la Lucía directora creativa de una agencia de comunicación. Era la que pegaba recortes y post-its por la oficina, la que hacía sonar la canción de moda entre sus compañeros, la de los cool looks, la de la efervescencia imaginativa. 

Pero en ese serpentear del camino, en esas curvas, el origen siempre ha sido uno, o una: Lucía Levy. Ella es el espíritu de La curva de la moda, que late el ritmo de sus pálpitos, los mismos que describen a este medio social en su perfil de Instagram: la moda, la belleza, el consumo y la cultura pop con perspectiva de género. Hay que subrayar esto último porque esta es la evolución de la Lucía que empezó vendiendo camisetas feministas. 

Yo no quería vender un producto, quería crear un movimiento”,

Lucía Levy, fundadora de La curva de la moda

Así, se propuso engranarlo todo para hacerlo caminar.

Desde hace una década Lucía ejerce el periodismo, pero tampoco fue un camino en línea recta. Por momentos no se dedicó al oficio, pero mientras lo hizo fue instalándose en la esfera de la cobertura de moda, que lejos de ser fácil o superflua como suele ser categorizada, cada vez se complejiza más en la medida en que el/la periodista debe “poder traducir esa información”. No es el nuevo bolso de Louis Vuitton feat Yayoi Kusamani o la cortísima falda de Prada, sino los mensajes que arroja la tendencia que los enmarca como imperdibles de temporada. Es en definitiva lo que hay detrás.

Lucía fue editora de una revista de moda y, desde sus diferentes tribunas, aprendió a ver más allá del front row en un desfile de alta costura. En un universo plagado de banalidades -que existen, por supuesto-, Lucía hiló fino y entendió, luego de un tiempo, que había un desencuentro entre lo que exponía esa alta moda y los valores feministas que ella había cultivado. Se desenamoró, entre otras razones, por la devoción de la moda por los cuerpos visibles: blancos, delgados, jóvenes, pasivos, y había que zanjar esa tensión. Tenía una razón, un romance por recuperar.

A la necesidad de recomponer esta ruptura le sobrevino otra alerta: Lucía entendió que sus canales de información sobre moda eran casi exclusivamente en inglés. Comprender que esa información de alta calidad suponía un acceso limitado para quienes solo hablan español pavimentó el terreno hacia una ruta de no retorno que se llamó La curva de la moda. No más vueltas, ahí estaba la ecuación: ¿por qué no crear contenido en español para hacer conversar la ‘frivolidad’ de la moda con estudios de género? La Lucía periodista, la Lucía feminista y la Lucía amante de la moda se encontraron. El resultado hoy tiene más de 59 mil seguidores en Instagram y un discurso cuidadosamente construido, que pueden identificar fácilmente los seguidores para consumirlo y también para discutirlo.

Un medio hecho cuenta de Instagram 

Lo comencé muy amateur. Fui editora de una revista de moda, conozco muchos colegas, y es tan pequeño el círculo… Y comenzó a tener una repercusión bastante rápida”, Lucía Levy.

Lo que empezó como algo bastante catártico en su Instagram personal se convirtió en un incipiente medio social sobre moda y cultura pop con perspectiva de género. 

Con el último empujón de sus compañeros de la agencia de comunicación – donde pegaba recortes en las paredes y llevaba la nueva música-, Lucía se decidió a abrir una cuenta de Instagram a la que trasladó el contenido que había empezado a proponer en sus redes personales. “Soy muy mandada, de no pensar mucho cada cosa que hago”, dice, y es ese impulso de no rumiar demasiado algo, de no arrepentirse, el que ha sostenido La curva de la moda desde 2019. 

“El nombre me vino al instante. Porque empecé a pensar en las curvas, en estas redondeces de los cuerpos, y en pensar que la moda es un ciclo y que la curva tiene algo que ver con los ciclos: siempre se repiten las redondeces, lo no-perfecto, lo orgánico, lo natural”, Lucía Levy.

Buscó el nombre en Instagram: nadie lo tenía. La curva de la moda empezó a proponer conversaciones acerca de, por ejemplo, los estragos de la moda rápida, que está relacionada con el feminismo porque su base de producción, en gran medida, son las mujeres precarizadas de países como Bangladesh, que confeccionan las prendas por un salario paupérrimo por la necesidad de sobrevivir y darles de comer a sus hijos. Así comenzó a hacer realidad el primer objetivo de La curva de la moda: plantear preguntas.

A finales de 2021, en medio de la pandemia, Lucía dio el salto natural de todo emprendedor, aunque con miedo, para cristalizar su deseo: renunció a su trabajo en la agencia y se dedicó exclusivamente a “La Curva”. En 2022 se incorporaron Ana Julia Pesaresi y Marianela Fabi para acompañar a Lucía y formar equipo con el objetivo de catapultar el medio hacia un modelo sostenible.

“Uno de los puntos fuertes de La curva de la moda es su capacidad de no centralizar”, Laura Aguirre, mentora del medio en el programa METIS de SembraMedia.

Marianela se encarga del presupuesto y de las finanzas y Ana Julia se dedica a buscar estrategias de crecimiento para el medio y para el negocio. Es aquí donde está, probablemente, la mayor lección que le deja La Curva para medios tradicionales e incluso para otros nativos digitales, según Laura Aguirre, mentora de La curva de la moda en el programa METIS de SembraMedia: Lucía entendió rápido que no podía hacerlo todo y se rodeó de personas que pudieran ayudarla a robustecer lo que empezó como un proyecto personal, pero que se convirtió en un medio. Según Aguirre, “la capacidad de no centralizar” es uno de los puntos fuertes de “La Curva” y es lo que le permite a Lucía hacer todo lo que es visible en este proyecto: investigar, buscar temas, identificar tendencias, proponer contenidos e incluso buscar colaboradores eventuales que invita de acuerdo con el tema y la coyuntura. 

La Curva y sus lenguajes

Establecido el equipo directivo, La curva de la moda ha sido capaz de delimitar muy bien su alcance, lo que quiere llegar a ser con base en lo que ya es. Así, han establecido tres categorías o ejes de productos monetizados:

  1. La Curva Medio: es el perfil de Instagram de La curva de la moda, al que se dedica enteramente Lucía. Ella es quien propone los temas, los aterriza, crea y además les pone la cara. Ella es la chica de los reels, de los videos y la que invita a reflexionar. Esta categoría está abierta a insertar publicidad nativa para generar ingresos, pues los contenidos suelen ser atractivos para marcas pero también para organizaciones sociales. Para un medio como La Curva, este proceso supone un reto mayor, pues debe mantener su esencia, su libertad, y tener en cuenta siempre a la audiencia.
  2. La Curva Academia: actualmente, el medio ofrece dos clases en línea: una master class sobre moda y un curso intensivo de moda con perspectiva de género. El siguiente paso es colgar estos cursos en línea para que los usuarios accedan a ellos por demanda. 
  3. La Curva Agencia: esta categoría propone armado de campañas de comunicación estratégicas para marcas de moda y belleza, dirección creativa de equipos y asesorías especializadas.

El reto ahora, según Aguirre, es aterrizar las ideas que puedan surgir en este modelo y hacerlas operativas. Por ejemplo, hace algunos meses crearon La Curva Íntima, un espacio con algunas lectoras/seguidoras en el que ofrecían regalos de alguna marca patrocinadora, café, pasabocas y la posibilidad de conversar con Lucía acerca de esos temas que les convocaban en la red. Aunque la convocatoria resultó, el propósito es que iniciativas como estas se consoliden con mayor periodicidad, por eso se centrarán los próximos meses en crear al menos un producto por cada eje (Medio, Academia y Agencia) que puedan evaluar en un periodo de seis meses. 

El debate

Sobre La curva de la moda, como sucede con otros medios de nicho que buscan transformaciones sociales, se disparan preguntas sobre si se trata de periodismo o activismo. “Son maneras de intentar acallar voces que no se apegan a lo que se supone que debería ser el periodismo”, sostiene Laura Aguirre, y agrega que los interrogantes vienen tal vez de un sector que supone que el oficio periodístico es una suerte de método científico, algo escrito en piedra, inamovible, que no acepta la irrupción de medios que rompan el molde.

“Informan y además generan cambio social, tienen impacto en las audiencias”, concluye Laura Aguirre, mentora de METIS. 

“La Curva” también propone irrupción en el formato, pues es un medio nativo social sin página web. Su ecosistema natural para crecer y afianzarse ha sido Instagram, aunque el las directoras no descartan extenderse hacia una plataforma similar a un portal de noticias, con miras a ofrecer contenido premium a mediano o largo plazo.

En ese camino ondulado de emprender en medios digitales, La curva de la moda le seguirá apostando a cumplir con una premisa que parece evidente, pero que Lucía recuerda en las palabras de Leila Guerriero, su autora favorita: tener algo para decir. “Pero para tener algo para decir tenés que probar quién sos”, explica. 

“Es saludable equivocarse. Si no te transformas se va a convertir en un ego trip insoportable”, Lucía Levy.

Ese reconocimiento propio, y la licencia para equivocarse, es lo que ha llevado a Lucía a nunca bajar ninguna publicación y en cambio autocorregirse si es necesario. “Siempre me pregunto sobre los contenidos. Si yo compartiría ese reel, si le invertiría cinco minutos de lectura a este post. Si la respuesta es sí, ¡sale!”. Una vez publicado no hay lugar para arrepentimientos. 

La curva de la moda se ha cimentado también en valores como la transparencia, la conversación y la participación, necesarios para cualquier medio digital que se precie de ser innovador, social e independiente. Era ese movimiento del que hablaba Lucía cuando quería ir más allá de camisetas con eslóganes. Como curva sube, baja, oscila. No hay espacio para lo estático, un rasgo compartido para cualquier emprendimiento digital. Quien todavía considere que el periodismo de moda, belleza o consumo está atrapado por la superficialidad, necesita conocer la propuesta salida del molde de La curva de la moda.